viernes, 23 de julio de 2010

Amor es: Tolerancia y Respeto



Hace tiempo alguien me regaló una gatita, que resultó ser como todos: indiferente, voluble, caprichosa, independiente y dominante. Sin embargo, fueron más las cosas que me cautivaron: cuando lamía sus patitas, hacía una pausas, volteaba a mirarme, sacudía su cabeza como queriéndose quitar mi imagen de su cabeza y tomaba vuelo para iniciar nuevamente su aseo gatuno. Era feliz viéndola caminar con esa elegancia propia d elos felinos, transitar en mis libros sin tirar uno solo, verla acurrucada con sus patitas metidas en el pecho, al borde de la venta. Mi alegría con la Cata consistía primordialmente en mirarla y saber que estaba ahí. Tenía además uno que otro Bonus Cat: su motorcito que encendía recostada sobre mi pecho, sus vueltas a mis piernas y esas mañanas en que me maullaba en la cara para pedirme de comer. Con esos poquitos de su atención me conformaba e incluso le agradecí el ratón muerto que puso en mi mesa de trabajo. Un amigo me dijo que era un regalo, preferí tomarlo de esa manera.

Un día, las circunstancias me obligaron a alejarme de la casa y tuve la fortuna de contar con el apoyo de una generosa mujer que aceptó darle asilo a la Cata con la feliz anuencia de sus dos pequeñines. No tuve problema en atender mis asuntos, sabiendo que Mi Cata se quedaba en las mejores manos. El problema lo tuve después. Al regresar a por la Cata, había conquistado el corazón de todos, pero en especial entre la madre de mi amiga y la Cata que de solo pensar en separarlas me convertía en villano. Cuando llegué la cata estaba sentada en la forma que la adoraba, con sus patitas delanteras dobladas al pecho y observando embelesada a su nueva amiga. Justo en ese momento supe lo que tenía que hacer. Me acerqué a la Cata y le di un beso en su cabeza, que se sacudió inmediatamente. Al salir, sentí una pequeña opresión en el pecho y solté un par de lagrimitas. El periodo de duelo me duró casi tres meses.

Hace unos días hice contacto, en internet, con una persona que se dedica a rescatar animales y ofrecerlos en adopción. A partir de mi buena experiencia con la Cata, decidí ofrecerme como adoptante de una gatita color Garfield y comencé a investigar el procedimiento, pensando que sería algo así como ven a verla, platicamos y te la llevas. Sin embargo, la joven promotora de adopciones que se identificaba como Ariadna Garritas me explicó que se tenía que llevar a cabo una serie de “trámites” posteriores al llenado de una solicitud. La recibi vía email y no me gustó por que me pedían mis datos personales pero ella solo me ofrecía un domicilio de email, por lo tanto aborté el proceso.

La chica me insistió un par de veces por email así que en un rato de ocio respondí: “Quiero al Gatito pero el trámite me parece excesivo. Espero de corazón encuentre un dueño pronto, muchas gracias.“

En una hora, mi bandeja de entrada llegaron más de 30 mensajes de usuarios del sitio (dos o tres), que iban desde una larga explicación sobre el trámite hasta “pobre de ti” “No es como si fueras al tianguis y compraras una mercancía” “los animales son como tus hijos”, etcétera. Solo por aclarar, respondí que no estaba en contra de sus trámites, que el del problema soy yo (lo cual es cierto) y que me cuesta mucho trabajo dar mis datos personales a alguien que no conozco. Los mensajes no solo no cesaron sino que aumentaron y algunos hasta me ofendían: o me tacharon de insensible ante mi incapacidad de ver en un animalito a un hijo. Una Jovencita escribió: Por eso amo a los animales más que a la gente.

Respeto la opinión de la gente y no me afecta que vean a sus mascotas como hijos; amo a los animales y me considero respetuoso de la vida, pero solo puedo verlos como animales.

Lo que me causó mucha angustia, es la incapacidad de llegar a acuerdos, de tolerar, de respetar, de generar el debate, de dar permiso a las ideas. No tengoproblema para hacerlo, no por que esté en una posición superior, sino por que mi testarudez ha sido pagada hasta con la humillación, de manera que he aprendido el ejercicio del diálogo y la tolerancia por el camino y el dolor.

Esta experiencia me ha regalado la siguiente reflexión: Va a ser muy difícil que México pueda concebir un crecimiento en justicia e igualdad si no aprendemos cuanto antes a mirar los problemas en conjunto, a ceder, a debatir, a discutir y darnos cuenta que la diferencia, no debe separarnos sino enriquecernos. Mi revelación vino a partir de un grupo de gente que se distingue por ser de buenos sentimientos. Sigo pensando lo mismo y de hecho a la señorita Garritas, le agradezco me haya permitido llegar a esta conclusión, que me parece productiva: La tolerancia y el respeto, deben se temas fundamentales, en la discusión de un México mejor.

2 comentarios:

Monica dijo...

Hola, llegue a tu blog x el twitter y de hecho cuando paso esto yo tambien te opine (moniquelcastro) mira, para mi los animales si son de mi familia jaja los amoooo y es tan simpatico ir observando su propia personalidad, luego, el raton si era un regalo, a mi un siames q tenia me dio una ardilla, me dio mucha pena la pobre ardilla muerta pero fue su modo de demostrarme afecto, el de ahora me dio un pajaro amarillo.
y bueno tienes razon, yo soy bastante desconfiada igual, no sabia como habia estado, pense q te querian tal vez hacer como un estudio socioeconomico, preguntar si tienes mas animales o el tiempo para atenderlos, pero lamentablemente en estos tiempos tristemente no podemos confiar del todo en la gente y ya ves, con lo q sea la gente busca como descalificar e insultar. Tratemos de dialogar pero tambien demos intolerancia a los intolerantes, borremoslos y punto.
saludos!

pleyis dijo...

Hola, yo también llegué aqui por el twitter...
Sabes?, Yo no soy fan de los gatos, ya que hace un par de años tenía una vecina que tenía muchos de ellos y parecia que eran casi casi mios, los dejaba libre y entraban por la ventana de mi cuarto, pero iban a hacer puras travesuras mal plan. Sacaron varias cosas de mi cuarto, me descompusieron un walkman, perdí varias y cosas, y además les gustaba usar mi cama de sanitario.... Lo más dificil que me llevó superar fue cuando se comió a dos polluelos colibrí que tanto estuvimos cuidando, ahi fue cuando definitivamente les odié...
Yo se q a finales de cuenta el que tuvo mas la culpa es el dueño por no cuidar bien de sus gatos y el animalito solo respondía a sus instintos, pero ciertamente hasta hoy en día no se porque no soy muy fan de ellos.
Finalmente el video me hizo reir mucho y lo que platicaste me conmovió mucho, je.
SALUDOS !