jueves, 16 de septiembre de 2010

El Culto al Éxito

A mi me hubiera gustado ser cómo aquel o como aquella. Desde pequeño, mis padres, amigos, parientes y la sociedad entera me han mostrado modelos a seguir, paradigmas les llaman los académicos, y todo llos tienen una componente de lo que el transmisor hubieese deseado o en su defecto, también eran modelos que les impusieron sus ancestros por que a esots también se los impusieron sus ancestros. Y al final resulta que de modelo en modelo perdemos lo que realmente somos. Claro, en las familias de lo que suelen llamar abolengo, en donde se tiene un pacto con el linaje, es cosa común y, casi obligada. Esos nombres de tres, cuatro o hasta cinco apellidos entrelazados, no cabe duda, deben dar contibuidad a su ascendencia, pero, como bien lo sabe el INEGI y la gente común, esas familias no rebasan el 2% de la población. El asunto a tratar está en un 70% de la población nacional, que vive en condiciones de sobrevivencia.

No hay cosa más horrible que andar por la vida buscando ser quien se supone debo ser o tratando de integrarse a una estilo de vida que me permita ser aceptado por la sociedad. Esos seres imaginarios que van determinando si eres apto, si vales, si encajas, si pertences, si pasas. Una especie de cadeneros de la sociedad, que solamente existen en la mente de uno, pero son tan poderosos que son capaces de mover a una sociedad entera, en una especie de pensamiento colectivo, que incluso puede provocar desbandadas, como cuando juega tu equipo de futbol y tienen esa inmensa necesidad de portar los colores. El instinto gregario llevado hasta su máxima expresión.

Y entre tantas linduras que heredamos de una sociedad en crecimiento, en aras de la superación y del uso de los beneficios de la democracia, la libertad y la igualdad, debemos integrar a nuestro pensamiento, el culto al Éxito. Hermosa joya de la modernidad, hija del mas puro pensamiento neo liberal, que fuera la razón del crcimiento de naciones enteras. Pero con una pequeña fractura, pequeñísima fisura. Antes de instalar este mecanismo de crecimiento, a los inventores, se les olvidó advertir sobre los efectos que podría acarrear el mal uso de este.
Llegamos al final de los ochenta, proclamando la prevalencia de los esfuerzos personales sobre la colectividad. Nos avisan mentores y promotores del éxito sobre las bonanzas del “echarle ganas” esa abstraccion tan extraña que da miedo, por que quiere decir todo y no dice nada. Nos aboradan con temáticas de ilusiones que no deben abandonarse, sueños que no deben romperse, ideas fantasiosas que impera anotarlas en cartulinas y colgarlas en la cabecera. Utilizar todos los esfuerzos para lograr ser Una-Persona-de-éxito. O sea, el éxito a como de lugar en cualquier lugar. Así transcurren dos décadas. Hoy confirmamos lo devastador que puede ser, el mal empleo de algunas herramientas.

Por que resulta que el Éxito, así en abstracto, se convirtió en la única meta de una generación completa de mexicanos, que sin lugar da dudas trabajamos duro, nos dejamos inspirar en ese pensamiento y a veces, no se miraba más allá , influenciados por ese estado, casi hipnótico de crecimiento, desarrollo, superación, pasando por encima de cualquier obstáculo, muchas veces, aunque ese éxito fomentará la corrupción y algunas actividades no del todo lícitas o morales. El que no transa no avanza, fue un pensamiento no pecamiso, el pecado estaba en ser pazguato y no crecer al ritmo de la modernidad, aunque en el camino, se pasara por encima de uno, algunos, varios o muchos. La proclama era clara y justificada y hoy los efectos son evidentes.

A falta de rumbo colectivo, los esfuerzos individuales trabajaron en posiciones que definieron la sociedad que hoy estamos viviendo, en guerra continua y con la esperanza puestas ya no en el Éxito, sino en salir del fracaso. Y para las nuevas generaciones, debe llegar un momento que se planteen soluciones de largo plazo, con las miras puestas en la colectividad. La lección es clara, cuando prevalecen los intereses particulares, sobre los de la sociedad entera, todos salimos lastimados. Es una parte de lo que hoy estamos viviendo. Ojalá hayamos aprendido la lección y en al devenir inmediato, nuestra preocupación sean los ideales de toda ua nación, que sean incluyentes y que consideren, la paz, la justicia y la tranquilidad, como una meta alcanzable.

El éxito personal es bueno, pero el triunfo de una nación entera es mejor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, muy interesante el post, saludos desde Argentina!