sábado, 22 de septiembre de 2007

Me enamoro en contra de mi voluntad ¡Que conste!

Por los síntomas, todos sabemos lo que significa enamorarse. Todos (o por lo menos la mayoría) lo hemos experimentado, mejor dicho, padecido.

Por que es una pérdida de contacto temporal con la realidad. Es una forma de conciencia diferente a la habitual. Es una especie de encantamiento, en donde todos los sentidos emergen de forma fastuosa y los pensamientos se alborotan.
Se pierden las anclas con la sensatez y hasta el más conspicuo hombre de negocios caen en las garras de esa atmósfera arrobadora.

El casado busca la oportunidad de encontrarse con el objeto de sus desvelos, el estudiante escribe poemas y las quinceañeras escuchan mensaje dirigidos a ella en todas las canciones que toca la radio.

Toda nuestra rutina cambia y nuestros actos se ven tocados por ese halo tan especial que nos hace ser mejores personas. Llenamos páginas enteras de historia, en la imaginación, en donde conviven heroe y heroínas y es ahí, en el ensueño del enamorado que toma forma la persona perfecta en el mundo perfecto para la pareja perfecta. Ella y él (ó ella y ella ó él y él).

Hasta el peor criminal se enamora.Quizá el autista no se enamore, pero ese tema es aparte. El enamorado escribe su propia historia, la acomoda, la diseña, le añade toques de sufrimiento y le da tono epopéyico. Es, en los ánimos del enamoramiento, cuando más alianzas se forma y los mejores planes toman formas. Es el enamorado capaz de cambiar el mundo, por que enamorarse es cambiar nuestro mundo.

El enamorado suspira, llora, sufre, se duele, lucha, pelea, se revuelca en su propia miseria, aborrecce sus dolencias y las sustituye con sus mejores prendas, sus palabras más armoniosas, sus miradas más intensas.

El enamorado mueve al mercado, compra, consume, gasta: tarjetas, flores, discos, libros de amor y desamor, amuletos, santitos y santitas, remedios caseros para la piel, medidas drásticas para bajar de peso, autos, moda, música, pelis, recuerdo, peluches, chocolates, ropa sexi y no tan sexi, cenas, comidas y desayunos, marichis y trios. Y alcohol, por que para el despechado nada como el alcohol. Y , pero por supuesto, condones. En aras de una salud sexual óptima. Aunque no se usen. Y por cierto, la industria del condón viaja en la cartera del estudiante o la mochila de la quinceañera, sin tener muchas posibilidades de ser usados.

2 comentarios:

Didi dijo...

sabias que cuando alguien te gusta y comienzan a salir, las pupílas de ambos se dilatan?, por eso te gustan sus ojos... enamorarse no creo que sea un padecimiento, es un bien necesario, eso creo.

Unknown dijo...

correcto
ASI ALGO ASI ES EL ENAMORARSE...CON ALGUNA Q OTRA COSILLA APARTE TE VUELVES MAS BRUTO